1. Conservar el medio ambiente y la naturaleza, bienes que tienen que durar para toda la vida. Un mal estado de estos puede afectar directamente a nuestra salud.
2. Cultivar nosotros mismos nuestras propias plantas aromáticas, frutas, verduras y hortalizas aprovechando los recursos que nos proporciona el medio. Para posteriormente poder consumirlos sin pasar por intermediarios favoreciendo el autoconsumo y la seguridad en que lo que ingerimos es 100 % natural.
3. Consumir en cada temporada alimentos frescos, naturales y saludables, con un alto contenido en nutrientes. Además de deleitarnos con un sabor y una estética excepcional e inigualable.
4. Disfrutar practicando una actividad sana para el cuerpo respirando aire libre, ya que hacemos ejercicio físico en un entorno natural. Por ejemplo cultivando la tierra plantando las semillas, regando y trabajando el terreno, con la rotación de cultivos, aportándole nutrientes vertiendo en ella abonos orgánicos sin utilizar plaguicidas químicos o fertilizantes dañinos y perjudiciales para nuestra salud. Por último, lo más enriquecedor e importante, recoger la cosecha fruto de nuestro trabajo, unos magníficos y sabrosos alimentos de calidad.
5. Disfrutar practicando una actividad sana para la mente porque desarrollas la creatividad y el aprendizaje sobre el medio natural y el ciclo de vida de la flora a través de tus múltiples experiencias en ellas. Además, esta labor te hace desconectar del estrés del ajetreado ritmo de vida que llevamos, en la que muchas veces no nos detenemos a pensar qué clase de productos estamos consumiendo.
6. Concienciar a los más pequeños en valores como el respeto y el provecho que podemos obtener del medio ambiente, nuestro bien más preciado. Además de enseñarles actividades a realizar en el huerto fomentando su empatía con la naturaleza.
FreeImages.com. Artist's Marcin Wysmulek